sábado, 19 de mayo de 2012

Voluntad de fuego

¡Cúanto tiempo sin escribir por aqui! Reconozco que, a punto de empezar otra época de examenes, no es el mejor momento, pero no importa, tal vez lo que quisiera haber escrito no mereciera la pena escribirlo tal y como estaba. Al lío.
Cuando empecé el blog, quedó pendiente explicar qué es la "voluntad de fuego". Bueno, es algo que he tomado prestado del manga/anime "Naruto" en la que Konoha, la aldea ninja del protagonista de esta historia, tienen este termino como "actitud cultural", es decir, para ellos la voluntad de fuego es defender lo que ama, de entregar la propia vida por el bien común. Dicho a grandes rasgos, muy grandes diría yo.
En general, la serie me gusta mucho, y este concepto guarda para mi un sentido cristiano muy sugerente: El Sagrado Corazón de Jesús se representa ardiente, pasión ardiente de amor por mi, de un fuego que no quema destructivamente, sino que ilumina y da calor, que mueve. Todavía conservo en mi cuarto un poster de S. Fco. Javier con el pecho en llamas de celo apóstolico. Ese fuego es el que los cristianos tenemos la obligación de pedir a Dios que nos lo aumente, y crecer cada día.
Pero reconozco que ultimamente, por diversas circunstancias, actitudes, miserias, etcetera, mi actitud no ha sido la de una lampara que puede encenderse, sino más bien la de una cerilla, ¿Cual es la diferencia? La cerilla se consume muy rapidamente, aunque es explosiva, acaba rapido y se queda inutil, se deshace. ¡Cúantas veces nos dejamos llevar por una amargura que quema y que deja vacio! La rabía o la queja pueden ayudar a salir al paso en determinadas circunstancias, pero sin la mirada puesta en Dios, sin confianza y sin esperanza... Acaba rápido, porque también la queja es muy cómoda.
El pesimismo es un pecado, el desanimo, la resignación. No es que no se pueda tener un tiempo malo, el problema es cómo lo afrontas. Cómo ya he dicho, la cerilla se apaga muy rapido y puedes dejar un cacho y volverla a encender (y durará menos) o quemarte los dedos...
Hace poco tiempo me sentía un poco así, con un pacto con la dificultad, dejandolo estar, con la bandera blanca en alto... Pero la bandera blanca, pesa mucho más que la Cruz, y ademas no sirve para nada. Sin embargo, Cristo ha tomado esa cruz, y pesa menos. Ahí me dí cuenta de que Chesterton tenía razón (como siempre): "El pesimismo no es cansarse del mal sino del bien"... Collejita y arriba, no se podía seguir así, en otro tiempo, en una situación mucho peor, confié, y gracias a Dios salí adelante.
Por suerte para nosotros, el Evangelio no es un libro de autoayuda, la salvación no es un producto que me haya comprado y que me esté yendo muy bien. Jesucristo esta vivo, sacramentado, esperando acogerme con mi circunstancia, saliendo a mi encuentro, pese a mi miseria, y que le siga, que confíe, que me ha puesto una novia que no merezco y unos grandes amigos que están ahí cuando les necesito, la Iglesia es mi familia, y me sostiene cuando caigo.
Mi testimonio es ese, que la voluntad de fuego, no depende solo de uno mismo, también Dios deja que nos sostengamos por medio de El, que actúa en otros. Me recuerda a este "opening", lo describe perfectamente...