martes, 7 de diciembre de 2010

Quitando el polvo...



Bueno, bueno, bueno...

Hace tanto que no escribo que me asaltaban dudas sobre cómo retomarlo, y es verdad, a veces el tener o querer hacer tantas cosas, nos paraliza, o nos acelera para hacernos chocar. Qué curioso, mientras tales cosas nos paralizan o aceleran, el polvo y el desorden pueden permanecer quietos, contemplando el caos o tal vez la belleza de lo colocado y limpio, de lo bello...
El polvo y las cosas desordenadas son más listas que nosotros. Si realmente tuvieran vida, podría tener entonces la certeza de que a veces se me esconden delante de mis ojos (alguna vez me pasa que me desaparecen cosas al instante, por que no me fijo donde las dejo...). Y mientas las buscamos y ordenamos, disfrutan de algo que seguramente sea más importante que tenerlo todo colocado... Y creo que algo así les pasó a Marta y Maria, cuando llegó Jesus, María se quedó con El, disfrutando, mientras que Marta, un poco enfurruñada, trabajaba y trabajaba para ordenar las cosas...

De fondo, creo que lo primordial es ordenar el corazón, así es más facil darse cuenta de lo importante, aprender a contemplar... Cómo el polvo, que "sabe" donde colocarse...
Y esa colocación ahora es importante, porque esperamos, que la Palabra se haga Carne de nuevo, y para ello, desenpolvar el corazón es quizá más importante que hacer mil y un cambios en el cuarto, estos llegarán, a su tiempo, y con su sentido...

2 comentarios:

  1. Como decía el gran sabio don Enrrique, a Marta le hubiera bastado con pedirle desde la cocina al Señor que levantara un poco la voz :) Para muchos de nosotros, hubiera necesitado un buen mipro.

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  2. No sé, no sé...a mi este post me huele a excusa para no recoger tu cuarto...jajajajaja

    Abrazo!

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