Lo que me da por pensar ahora, en esta mañana mucho más tranquila que aquel miércoles es, ¿Cómo pude salir de esto? No saliendo, sino entrando, en lo más profundo de una "cañada oscura", pero bien acompañado: Jesucristo estuvo conmigo, en todo momento. Sentí su consuelo, su fuerza, no dejó que cayese en la desesperación ni en la amargura de un por qué que se resistía a encontrar una respuesta... Entre tanto, la Iglesia se mostraba como una madre, lo dije hace 2 años, cuando ya escribí sobre el tema, con tanto cuidado, valía la pena abrazar la cruz. Cristo merece la vida, mi vida.
Claro que muchas cosas han sido difíciles desde entonces, desde cosas profundas a las cotidianas, tengo la certeza de que mi madre nos cuida desde el cielo: a mi padre, encontrando su sitio en la Iglesia, a mi hermano y a su mujer, en la dulce espera de un niño, y a mi, en mi noviazgo, en mi carrera. Estoy seguro de que por todo ello reza.
Que pasen los años que tengan que pasar, la experiencia no cambia, mirar atrás no me permite apenas estar triste, la Gracia sobreabundó. Y así hoy, domingo de Gaudete, puedo proclamar con gozo:
El Señor es mi Dios y salvador;
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Javi, de verdad, prometo que te admiro...
ResponderEliminarMuchas gracias JuanLu, de corazón. Y sobre todo gracias a Dios, que es muy grande y muy bueno
EliminarGracias por compartir esto con nosotros, Javi. Realmente, como dice JuanLu, tu fe es admirable; espero que la mía pueda ser algún día así de fuerte, muchas veces se me debilita por cosas tontas... Espero que el oratorio de hoy te haya confortado también; seguro que ella nos escuchaba desde el Cielo. Un beso fuerte y Feliz Navidad!!
ResponderEliminar