No las acalles con respuestas rápidas, que te permitan seguir a lo tuyo.
No dejes que las prisas o la rutina acaben apartándolas "para otro momento".
Si la respuesta no llega al momento, relájate, búscala con esperanza. El miedo paraliza.
Lo que haces, lo que no haces, si está bien o mal, si estas haciendo feliz a alguien, o le estas haciendo sufrir. Si tiene sentido lo que disfrutas, o lo que padeces. Pregúntate.
La ciencia de nosotros mismos se llama conciencia. No es un juego de palabras, atrévete a ponerla a examen, y con ella toda tu vida.
Y si lo ves necesario (y si no lo ves, yo te lo recomiendo), hazle un par de preguntas a Dios. Un buen amigo a escrito esto, para ti y para mi.
Adelante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario