miércoles, 16 de junio de 2010

Ciencia... o cuando la Verdad no quiere ser hallada.

Estudio Psicología.
Y soy católico.
Para mi no representa ninguna contradicción. De hecho, estoy muy contento de estudiar lo que estudio, y se que cueste lo que cueste me sacaré esta carrera. Pero no voy a hablar de mis motivaciones, ahora no.
Desde que llegué a la carrera, en la UAM, me he encontrado con ciertas personas que consideran una total contradicción tener fe y estudiar una Ciencia, es más, esto no se ha producido en un intercambio de ideas tolerante y "de buen rollo", sino en un clima de hostilidad hacia mi, que, aunque fuese en un foro de una asignatura (y promovido/apoyado por el profesor de turno), supuse que se traspasaría a mis relaciones con ciertos individuos. Como decía San Pablo, y creo que llevaba mucha razón, solo puedo enorgullecerme de haber sido perseguido por causa de Cristo.
Y de ahi el tema de hoy. Y es que hay gente, cientificos, librepensadores se hacen llamar (como si el resto no lo fuesemos), que niegan, esconden, tapan, obstaculizan todo avance científico que tenga algo que ver con lo que dice la Iglesia Catolica al respecto... ¿Que las celulas madre embrionarias son altamente cancerigenas? Bueno, estos dicen que la investigación no avanza por presiones sociales (injustas, claro...), ¿Que hay un centro que dice poder ayudar a quien no quiere ser homosexual? Se le multa, por mucho que pueda querer esa persona...
En definitiva, la verdad, cuando interesa, y la libertad, tambien, y ya puestos, si no se busca la Verdad con una apertura, ¿como se va a buscar la libertad, la justicia o la igualdad?

Por cierto, no dejeis de seguir este blog, para los que no os asuste el haber encontrado la Verdad y querer mostrarla al mundo.

2 comentarios:

  1. La verdad es que uno cuando vive en La Verdad, tiene una tranquilidad y una paz interior inexplicables, sin tener que insultar a nadie, siempre dispuestos a buscarla... es una maravilla, sin embargo, mucha gente ha creado su propia 'verdad' y, como un castillo inespugnable, la defiende aún valiéndose de la incoherencia y acariciando la ilógica. El efecto suele acabar en violencia verbal e incluso física.
    El mal es sibilino, se va colando como las hormigas bajo la puerta de casa, y cuando te das cuenta tienes infectada el alma. Es el pecado contra el Espíritu Santo del que habla el Señor. Algo que ni Él puede perdonar, porque el que se empeña en huir de Dios, al final lo consigue. Así es la libertad.
    Con todo, todavía podemos salvar a muchas personas con nuestra oración y nuestro testimonio.

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  2. Hey! no sabía que tenías blog!! te apuntaré en lector! jejeje

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